Yoga durante el embarazo: por qué practicarlo por la mañana es bueno para la madre y el bebé

Bienestar psicofísico, mejor control de la respiración, reducción de los picos de estrés, pero también mayor flexibilidad y beneficios sobre la calidad del sueño. Estos son los resultados de quien practica Yoga habitualmente. Una disciplina, cada vez más en boga entre adultos y jóvenes, hombres y mujeres sin distinción, que poco a poco se incorpora a la vida cotidiana. 

¿Y si los beneficios, ya excelentes de por sí, fueran aún mayores durante el embarazo? 

De hecho, esta disciplina -al igual que el Pilates- es muy recomendada no sólo por maestros, sino también por ginecólogos, psicólogos y comadronas para conectar aún más a la madre con su hijo. 

Pero demos un paso atrás. 

Durante los meses de gestación, el cuerpo de la mujer segrega automáticamente una hormona llamada relaxina. Esta hormona, fácil de adivinar, relaja y flexibiliza los ligamentos pélvicos para crear elasticidad en la zona púbica en preparación al parto. Sin embargo, al mismo tiempo, la misma hormona puede provocar un aumento de la flexibilidad y el riesgo de estiramiento de los ligamentos o similares. Como siempre, la respuesta se encuentra en el medio, sobre todo durante el embarazo, con las limitaciones físicas que supone un vientre abultado, el aumento del ritmo cardíaco y los mareos, y es necesario encontrar un equilibrio sin renunciar a esta práctica que tiene más pros que contras, sobre todo para la conexión con el futuro hijo. 

Durante las sesiones de yoga, de hecho, la mujer aprende a escuchar su cuerpo y sus emociones, siente más al bebé y comunica aún más con él, se relaja y acepta la metamorfosis de su cuerpo con más serenidad. Durante el embarazo, además, la fascia muscular del perineo que sostiene el útero debe ser más elástica para permitir el paso del feto por el canal del parto. Muchas posturas de yoga actúan sobre esta zona y facilitan las contracciones. ¿En una palabra? Elasticidad. 

Por último, pero no por ello menos importante, la respiración. 

Durante el parto, la respiración es efectivamente fundamental, pero no siempre es fácil realizarla correctamente, sobre todo durante los picos de dolor. 

Una vez más, el yoga viene al rescate de las futuras madres, enseñándoles diferentes técnicas de respiración que luego les ayudarán a gestionar la tensión y controlar el dolor.  

Por supuesto, debe ser el médico quien dé su consentimiento para practicar una actividad física, pero si no hay contraindicaciones, un ejercicio suave como el yoga es recomendable durante el embarazo para mantenerse en forma y no ganar demasiados kilos.  

Esto se debe a que es una actividad congenial ya que trabaja todo el cuerpo adaptando las posturas según el crecimiento de la barriga y las emociones. La opción ideal sería asistir a una clase de yoga prenatal, es decir, sesiones practicadas específicamente para la mujer embarazada. 

Los nueve meses de embarazo son meses en los que los cambios físicos son múltiples. Por un lado, está la barriga que crece lentamente y poco a poco, cambiando de forma decisiva la estructura del cuerpo. Por otro, la circulación de la sangre ralentiza, la respiración se hace más jadeante, se ganan kilos de más, los pechos se hinchan, las piernas se hinchan, la espalda se encorva y a menudo duele.  

El yoga prenatal, por tanto, ayuda a mejorar la respiración y, por esta razón, es muy útil durante el embarazo, ya que una mayor oxigenación de la sangre de la madre transmite más oxígeno al bebé, favoreciendo así su óptimo desarrollo. 

También es un excelente curso de preparación para el parto y enseña la postura correcta en la vida diaria. Con un mayor conocimiento del cuerpo, es más fácil controlar el vientre y el peso. 

Practicar yoga infunde serenidad, alivia las molestias del embarazo y es ideal para mantener la forma física antes y después del parto. 

¿Cuándo practicar esta disciplina? El mejor momento es por la mañana. 

Durante los meses de embarazo es muy común tener problemas para dormir y practicarlo por la mañana ayuda a reducir las tensiones acumuladas durante las horas en la cama y a dotar al cuerpo de energía y vitalidad para afrontar el día. 

La práctica física antes de irse a dormir está totalmente desaconsejada porque puede crear demasiada energía que no ayuda a conciliar el sueño. Antes de dormirse, si acaso, se puede meditar y escuchar música para relajarse. 

Hay muchas formas de cuidar tu salud y la de tu bebé: no olvides mantener bajo control tu grupo sanguíneo para evitar el conflicto Rh: gracias a la inmunoprofilaxis Anti-D, podrás proseguir tu embarazo tranquilamente.  

De Francesca Franceschi 

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