Toxoplasmosis durante el embarazo: he aquí por qué es importante cuidar la alimentación

Toxoplasmosis durante el embarazo. ¿Qué hacer? ¿Cuáles son los riesgos para el bebé? ¿Cómo se puede prevenir durante el embarazo?  Todavía hay muchas preguntas y muchos miedos que giran en torno a esta enfermedad y a la posibilidad de contraerla.
En primer lugar, necesitas saber si, en el pasado, padeciste ya esta enfermedad (en ese caso eres inmune) o no.

Pero, ¿de qué se trata?

El toxoplasma es un parásito bastante común que normalmente no provoca una enfermedad grave. De hecho, la toxoplasmosis es causada por un protozoo (Toxoplasma gondii) que puede infectar a muchos animales (mamíferos, aves, reptiles y moluscos) y propagarse entre ellos por la ingestión de carne infectada. A partir del animal, el parásito puede transmitirse al ser humano por contacto directo con las heces del animal enfermo, pero sobre todo por comer carne poco cocida y verduras de la huerta mal lavadas. Hay que tener especial cuidado y atención en caso de contacto con la tierra sin utilizar guantes.

Pero vamos por orden.

En caso de resultado positivo de la enfermedad mediante una prueba serológica específica, no aparecen síntomas muy graves, como agrandamiento linfoglandular, cansancio, dolor de cabeza, dolor de garganta, pero también una sensación general de malestar y una posible fiebre leve: básicamente, se trata de síntomas generalmente leves que se pueden confundir fácilmente con enfermedades más generales o síntomas gripales.
Sin embargo, si la toxoplasmosis se contrae durante el embarazo, el toxoplasma puede transmitirse al bebé en el útero, causándole lesiones que a veces pueden incluso convertirse en complicaciones graves.

Para comprobar si eres o no inmune a la toxoplasmosis, sólo hace falta un simple análisis de sangre, generalmente llamado toxo-test, que debes hacer en cuanto sepas que esperas un bebé o cuando decidas intentar quedarte embarazada.

Si la prueba es negativa, nunca se ha contraído la enfermedad y, por tanto, se corre el riesgo de contraerla durante el embarazo. En este caso, hay que repetir la prueba cada mes y medio durante el embarazo, para reconocer la infección precozmente y, si es necesario, proceder a la terapia antibiótica adecuada.
Si, en cambio, la prueba es positiva, se podría estar enfermos, es decir, tener una infección activa, o haber contraído la toxoplasmosis en el pasado y, por tanto, ser inmunes ahora.

El riesgo de que la enfermedad se transmita al niño varía según el momento en el que la madre se ponga enferma. En general, las complicaciones aumentan a medida que el embarazo se acerca a su término. Entre las complicaciones y manifestaciones más graves de la enfermedad, si no se tratan específicamente con prescripción médica, están: coriorretinitis, retraso mental y pérdida auditiva. Es conveniente, siempre por indicación del médico, optar por exámenes específicos y diagnósticos en los casos sospechosos (ecografía, amniocentesis, muestra de sangre del cordón umbilical, análisis de sangre).

¿Cómo evitar contraer la toxoplasmosis durante el embarazo?

El parásito se esconde en ciertos alimentos, pero también puede ser vehiculado por el gato doméstico o por las prácticas de jardinería. Por eso hay que tener cuidado con la comida, evitando la carne cruda o poco cocida, los embutidos y, al mismo tiempo, lavarse bien las manos y la vajilla si entran en contacto con carne cruda. Las mismas precauciones se aplican a frutas y verduras, que deben lavarse bien o, mejor aún, cocinarse.

En general, en los casos en que exista la mínima sospecha de una infección materna en curso, el ginecólogo propone una terapia antibiótica dirigida y específica, que se prolongará hasta el final del embarazo si la infección se confirma mediante pruebas sucesivas. Terapia que también deberá seguir el bebé, si se confirma el diagnóstico de infección fetal, hasta el final del embarazo y, posteriormente, según los controles periódicos del pediatra.

Además de la toxoplasmosis, hay muchos factores que hay que tener en cuenta durante un embarazo: entre los posibles factores de riesgo que pueden tener consecuencias negativas tanto para la madre como para el bebé está el conflicto Rh que se produce cuando la mujer tiene un grupo sanguíneo Rh negativo mientras que el padre tiene un grupo Rh positivo. Para proteger nuestra salud, es suficiente hacer un análisis del grupo sanguíneo y, si es necesario, someterse a profilaxis en la semana 28 de embarazo.

De Francesca Franceschi

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