Actividad física, cuidado de la piel y alimentación: cómo combatir el calor del verano durante el embarazo
Calor y barrigón: una combinación que no parece ir bien, sobre todo este verano, ya que las ciudades a menudo están en alerta por olas de calor. ¿Qué hacer entonces? ¿Es posible vivir esta estación tranquilamente aunque estés embarazada, tengas las piernas hinchadas y estés especialmente cansada? No tengas miedo: con unos pequeños trucos y los consejos adecuados, el verano no da tanto miedo y puedes vivir tu embarazo de forma relajada incluso en este periodo del año.
Empecemos por la hinchazón. Hay dos remedios que ayudan a sentir las piernas más ligeras: el primero es la actividad física en el agua. Una panacea es, por ejemplo, pasear en el mar temprano por la mañana: el agua ayuda a tonificar los vasos sanguíneos y contrarresta la retención hídrica, causa de la hinchazón. Y el otro es el clásico remedio de la abuela: un baño de pies al final del día que no sólo refresca, sino que también alivia las piernas y los tobillos. Una vez terminado, conviene mantener las piernas elevadas: esto favorecerá la subida de la sangre y evitará la estasis circulatoria.
Para protegerse del calor, se aplican los mismos consejos de siempre: preferir la ropa de fibras naturales y líneas suaves a la ropa ajustada de tejidos sintéticos para evitar una sudoración excesiva. La sudoración, que aumenta fisiológicamente durante el embarazo debido a que la progesterona se produce en mayor cantidad y provoca un aumento de la temperatura corporal. Por lo tanto, resulta esencial aportar al organismo la cantidad adecuada de líquidos para no correr el riesgo de deshidratación. Por lo tanto, hay que beber al menos dos litros de agua al día y comer mucha fruta y verdura fresca. Para reducir la temperatura corporal, hay que optar por baños en el mar, duchas y compresas frescas y húmedas en sienes, muñecas y tobillos.
Y, por último, hablemos del sol: los amantes del sol también pueden exponerse a él con las debidas precauciones, incluso con barrigón. Sin embargo, hay que decir un par de cosas: durante el embarazo, la piel tiende a estar más deshidratada y reactiva al calor y al sol. También existe una hormona, la melanotropina, que estimula la producción de melanina, lo que a su vez puede favorecer la aparición de manchas en la piel, sobre todo si la mujer está sometida a terapias especiales o toma medicamentos fotosensibilizantes. Por eso, sobre todo en verano, es importante prestar especial atención al cuidado de la piel. El cuidado de la piel implica el uso de productos fotoprotectores y aclarantes: los primeros previenen los daños causados por la exposición al sol, los segundos la aparición de manchas cutáneas. Deben utilizarse limpiadores faciales y corporales suaves y cremas hidratantes.
Para el bronceado propiamente dicho, es preferible utilizar una crema con un factor de protección elevado, con SPF +50, que debe aplicarse cada 2 o 3 horas, o incluso con más frecuencia, según el tiempo de exposición al sol y el lugar en el que te encuentres. En el embarazo, se aplica la regla habitual: exponerse al sol de forma gradual y evitar las horas de más calor, de 11 a 16 h. También es bueno cuidar la piel después de tomar el sol, utilizando productos que restauren la hidratación, incluidos los aceites.
(De Monica Di Lecce)